Han pasado treinta años,
treinta años de maestro
y empuñando firme el cetro,
sin hacerle a nadie daño.
Haz hecho un gran camino
y en su paisaje castillos,
sin poseer yunque ni martillo,
forjaste tu propio destino.
Ha pasado mucho tiempo,
dejaste atrás tu juventud,
pero esa fértil virtud,
te han hecho un monumento.
Formando hombres y mujeres,
primero que buenos estudiantes;
la vida premia, sin dar diamantes
y da frutos, aunque no te enteres.
Tu tesón, empeño y constancia,
han sido tu mejor bandera;
cual soldado valiente en su trinchera,
sin mostrar un signo de jactancia.
¿Recuerdas tu primera clase,
cuando decidido te enfrentaste,
a esos niños y despertaste,
el interés por superarse?
El tiempo pasa y la vida sigue,
seguramente estarás conforme,
de portar orgulloso tu uniforme,
saboreando feliz lo que se vive.
Siempre altivo y en batalla,
recordando hoy tu inicio,
quiero ahorita hacerte un juicio,
pero para entregarte, esta medalla.
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