Madre, hoy quiero manifestar,
todo mi amor y sentimiento,
porque eres y siempre serás,
la dueña de mis pensamientos.
A donde quiera que voy,
te veo serena y respetable,
por eso muy tranquilo estoy
y sintiéndote más admirable.
Desde que nací estuviste,
muy atenta y cariñosa,
generosa, pues en mí creíste,
eres más linda que una rosa.
Rosas sembraste, rosas tienes,
por no creer en las espinas,
la corona de tus blancas sienes,
es orgullo, amor… y no lastima.
Eres el ser más sublime,
la creadora de lo bello, sabor a miel;
un ángel que no mira a quién redime,
¡Quién merece la corona es la mujer!
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