En mi casa por las tardes,
yo tengo una escuelita;
trataré de explicarles,
como doy mis clasecitas.
Primero muy serio,
paso lista y reviso tareas;
mato los piojos a Silverio
y las liendres a Andrea.
Dicto un problema fácil,
pido limpieza y luego,
hablo de Hitler, de los nazis
y salimos al recreo.
Lupita la más floja,
se ve seguido al espejo,
la regaño y se enoja,
dando brincos cual conejo.
Lo bueno de mi jueguito,
es que jugamos a aprender
y que mi amigo Carlitos,
está aprendiendo a leer.
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