En una asamblea gustosos,
los piojos querían celebrar;
el buen clima del piojar,
bailando con ritmos guapachosos.
El más grande presumía,
ser el más inteligente;
porque chupaba más frecuente,
la sangre del que permitía.
Un piojito muy desmejorado,
levantaba su mano afanosamente;
pues él consideraba pertinente,
que no estaba todo logrado.
Porque había visto muy temprano,
que su víctima estaba planeando;
quitar sus escondites, rapando,
la cabellera en un tiempo cercano.
Quería advertirles que corriendo,
se bajaran del condominio
y no apoyaran al exterminio,
del cual estaban presumiendo.
Pero nunca hicieron mucho caso,
de las advertencias comentadas,
hasta le echaron insultadas
y le pegaron tremendo cabellazo.
Pero la hora llegó a su fin,
ahora ninguno grita, ni celebra;
sólo una voz, que se entre quiebra,
dice: Ya ven, ¿Querían festín?
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