Mi vecina se rio mucho,
cuando vio mi juguetito;
para mí es un serrucho,
una lata con piquitos.
Pero eso no es nada,
comparado con mi carro;
una lata que jalaba,
bien cargada de barro.
No me importó su risa,
pues de juguetes no sabe;
ni sabe que su repisa,
es mi tráiler desarmable.
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