A pesar de estar torcido,
das frutos, sombra, asilo
y no te das por vencido.
Tus ramas y grueso tronco,
nos acompañan desde niños,
siendo cuna, carrito y trompo.
En la escuela eres cuaderno,
colores, pupitres y libros.
Hasta té para el enfermo.
Si de las labores me canso,
eres sillón, cama o catre,
transformándote en descanso.
Fiel al nacer, luego al morir,
en un gris y frío féretro,
cuando dejamos de existir.
Mereces el premio amigo,
te portas bien, te pagan mal,
te asesinan sin ser enemigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario