Entrego a ti mi sentimiento,
por darme esta vida hermosa;
la esencia de una linda rosa,
los destellos de este pensamiento.
Con entrega y siempre decidido,
estimulaste en todos gloria;
que para unos ya es historia,
pero ninguno abraza el olvido.
Aun con todo lo que esperabas,
nunca claudicaste ni un instante;
aunque no se premia con diamantes,
lograste bien lo que buscabas.
Sembraste las semillas con amor,
todas germinaron, ahora frutos;
esos grandes y fértiles surcos,
premiaron tu esfuerzo, tu sudor.
Ahora satisfecho y orgulloso,
te veo gallardo, elegante;
sin corbata eres triunfante,
y más como padre y esposo.
Por todo ello papá deseo,
que sientas el calor que emano;
hablo por todos mis hermanos,
aunque lo sepas, en ti lo veo.
Esta es la última piedra,
que faltaba a tu castillo;
guarda el cincel y martillo,
que su base nunca quiebra.
Tienes un título de honor,
porque lograste hacer, forjar;
lo que pocos pueden lograr,
sólo el que es buen sembrador.
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