Repican las campanas de la historia,
que en sus años no pidieron fama
sangrando las cabezas de Jiménez, Aldama,
Hidalgo, Allende en la Alhóndiga.
Caudillos valientes con ansia de libertad,
por su grandeza ofrecieron recompensa,
olvidar su entereza sería una ofensa,
y se traiciona los inicios de lucha nacional.
En jaulas de hierro, sin miradas fijas,
vigilan a Morelos proseguir batallas,
descarnadas, atentas sin metrallas,
destilando valor por sus rendijas.
Contemplando batallas a la redonda,
toda una década de gran violencia,
iniciar y consumar la independencia,
para descansar en la gran Rotonda.
Juan Aldama, Mariano Jiménez,
Miguel Hidalgo e Ignacio Allende,
hicieron su parte y a mi corresponde,
hacer que la campana suene.
Sentir con orgullo de patriota,
saboreando ahora la libertad sagrada,
dejando con su sangre bien marcada,
triunfando a pesar de su derrota.
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