Mi estado es muy bonito,
por eso más lo quiero,
si paseo por Madero
y me paso a Tampico.
Y si algo más me admira,
es viajar rumbo a González,
pa’ quitarme algunos males,
recuerdo a Cuco en Altamira.
En pensamiento tengo a Mier,
una amiga en Bustamante
y el azúcar de mi Mante,
es más dulce que la miel.
A Ocampo tiene tiempo,
lo visité cuando estudiante,
Xicoténcatl es flamante,
es orgullo, así lo siento.
De Gómez Farías su Cielo
y de Palmillas su artesanía,
el respeto de Cruillas
y el mármol de San Carlos.
La Sierra Madre en Victoria
y mi consentida en Güémez,
de Hidalgo y Mainero puedes,
en Villagrán oler las glorias.
El bajo sexto de San Fernando,
el acordeón de Río Bravo, Reynosa,
Alemán y Matamoros son gran cosa,
para la polka y el huapango.
A Jiménez lo quiero aparte,
Padilla, Abasolo y Guerrero,
lo ajeno se ve en Laredo,
pero no es para espantarte.
Las regiones que tienen Sierras,
Tula, Miquihuana y Jaumave,
Antiguo y Nuevo Morelos saben,
que tienen muy buenas tierras.
En la Cuenca Central domina,
Llera, Casas y Aldama
y sin hacerles mucho drama,
me falta Soto la Marina.
Caminando más al Norte,
nos vamos a Burgos, San Nicolás
y pensando en Díaz Ordaz
compro en Méndez un quesote
De Valle Hermoso no me olvido,
pero Camargo dio a la mujer,
la vida y el grande Ser,
que mi madre ha sentido.
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