Cuando cumplas con amor,
tu labor incomparable
y te salgas del salón,
sin dejar de ser responsable.
Cuando en tu programa incluyas,
dar un poco más a tus pupilos
y si el cansancio no te arrulla,
analízate…te sentirás tranquilo.
Cuando veas con esperanza,
a esos niños pies descalzos
y recuerdes con añoranza,
que recorriste los mismos pasos.
Cuando salgas satisfecho,
por haber cumplido un deber
y veas que el camino va derecho,
continúa, no lo vayas a perder.
Cuando tu trabajo lo realices,
con mucho gusto y vocación
y veas a los niños muy felices,
dispuestos a cumplir con su misión.
Cuando sientas que no fue en vano,
ese esfuerzo tan grande que hiciste
y si un niño o niña te da su mano,
es un tesoro que tú esculpiste.
Entonces, te sentirás conforme,
porque tu labor no fue un secuestro;
porta orgulloso tu uniforme,
porque en verdad, ¡Sí eres maestro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario