martes, 25 de agosto de 2009

LA DOCENCIA MI BANDERA.

Con entusiasmo y añoranza,
me remonto a los inicios;
de cuarenta años de servicio,
con pasos firmes y esperanza.

Eran los primeros pasos,
que hacía con vigilancia;
ellos temerosos, yo con ansia,
de ese modo se unían los lazos.

Mi vocación de ser docente,
me surgió como un deseo;
sin equivocarme ahora creo,
que la decisión fue excelente.

Mi cuerpo ya no es el mismo,
pero la inquietud aún perdura;
la misma fuerza que tritura,
a la ignorancia y al cinismo.

Ahora son tiempos modernos,
pero la enseñanza no termina;
si maestro-alumno no escatiman
y frecuentan libros y cuadernos.

Quizás comparen la enseñanza,
donde se obligaba el respeto;
pero ahora es otro reto,
analítica es la esperanza.

Lo recuerdo, como si hoy fuera,
esos inicios que son pasado;
ahora orgullo que he forjado,
en la docencia como bandera.

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