Con entusiasmo y añoranza,
me remonto a los inicios;
de cuarenta años de servicio,
con pasos firmes y esperanza.
Eran los primeros pasos,
que hacía con vigilancia;
ellos temerosos, yo con ansia,
de ese modo se unían los lazos.
Mi vocación de ser docente,
me surgió como un deseo;
sin equivocarme ahora creo,
que la decisión fue excelente.
Mi cuerpo ya no es el mismo,
pero la inquietud aún perdura;
la misma fuerza que tritura,
a la ignorancia y al cinismo.
Ahora son tiempos modernos,
pero la enseñanza no termina;
si maestro-alumno no escatiman
y frecuentan libros y cuadernos.
Quizás comparen la enseñanza,
donde se obligaba el respeto;
pero ahora es otro reto,
analítica es la esperanza.
Lo recuerdo, como si hoy fuera,
esos inicios que son pasado;
ahora orgullo que he forjado,
en la docencia como bandera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario