Hace apenas treinta años,
inicié con mil tropiezos;
ese inicio que hoy extraño,
depositando todo mi esfuerzo.
Por convicción muy decidido,
cumplí mi sueño hoy dorado;
aunque a veces fue sufrido,
más férreo sujeté mi arado.
Esos niños y niñas vivaces,
hicieron que tuviera seguridad;
ahora hombres y mujeres capaces,
enunciando una gran verdad.
Hoy analizo todo ese tiempo
y muy contento feliz daría,
en otra vida mi sufrimiento,
a la docencia la entregaría.
Más que una medalla quiero,
compartir esta felicidad
y su cariño más sincero,
en este corazón vivirá.
Porque ya son parte de mí
y esos ojitos antes huraños,
me hacen sentir feliz,
hoy, a mis treinta años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario